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Paladar hendido

El término popular “labio leporino” hace referencia a malformación genética que se caracteriza por la presencia de una división en la mitad del paladar o del labio superior. Este padecimiento afecta a 1 de cada 800 bebés mexicanos, y se resuelve a través de cirugía que permitirá habla, desarrollo de los dientes y alimentación adecuados.

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Durante las primeras semanas de un embrión dentro del vientre materno, los tejidos que darán forma al paladar y al labio se encuentran separados, pero con el paso del tiempo ambas regiones se fusionan para dar forma a la boca.

Sin embargo, distintos factores aún no determinados por completo pueden ocasionar que este proceso se interrumpa y no se genere suficiente cantidad de piel y músculo, presentándose una fisura en el labio superior, hendidura en el paladar o ambas.

Estas malformaciones, que tienen mayor incidencia en mujeres que en hombres, llegan a aparecer cuando se utilizaron ciertos medicamentos (antimicóticos o teratogénicos) o drogas durante el embarazo, y se ha observado que se pueden presentar en varios miembros de una misma familia. Empero, la mayoría de los bebés con estos padecimientos no han tenido familiares con esta condición ni han sido expuestos a sustancias que originen malformaciones.

Posiblemente los padres se sentirán deprimidos, avergonzados o enojados debido a que su bebé nació con labio leporino, y con frecuencia se percibe culpabilidad e incluso la idea de que se ha hecho algo equivocado.

Estos sentimientos son normales, pero también debe aclararse que nada puede hacerse para prevenir esto y, en cambio, que la asesoría de médicos especializados o grupos de apoyo lograrán poner en claro los pensamientos de los progenitores para que entiendan que su hijo los necesita.

Cuidados especiales

Cierto es que los bebés que presentan este problema requerirán de cuidados especiales, en tanto el pequeño crezca y pueda ser sometido a cirugía, si éste es el deseo de los padres.

A causa del labio fisurado, el niño tendrá dificultad para succionar y aumentar de peso, por lo que los médicos enseñarán a los padres la técnica para utilizar botellas o biberones especiales y otros instrumentos para alimentación, como una prótesis o paladar artificial para cerrar la abertura y posibilitar la provisión en tanto se realiza una cirugía que repare la malformación.

Los infantes con labio leporino o abertura en el paladar no muy ancha casi siempre pueden alimentarse del pecho de su madre, pero si ambos problemas se presentan será necesario emplear un chupón especial para proporcionar una fórmula láctea o la leche de la madre, procurando que el líquido entre a la boca en cantidades moderadas.

Los bebés con paladar hendido padecen más infecciones de oído que otros pequeños, ya que los fluidos y gérmenes entran al oído con más facilidad por la fisura en el interior de la boca; debido a esto, todos los niños con esta condición o con labio leporinodeben someterse a exámenes de oídos muy a menudo, y a través de este seguimiento se determinará si requieren cirugía especial por un especialista en oídos, nariz y garganta (otorrinolaringólogo).

Estos infantes también deberán programar visitas al dentista con frecuencia, pues se encuentran más expuestos a picaduras en dientes o caries, además de problemas dentales diferentes a los de otros pequeños; tratamientos de fluoruro y lavado cuidadoso de dientes propiciarán notable disminución de problemas.

Por otra parte, los niños con esta condición pueden ser muy reservados y evitar a los miembros de familia y amigos, por lo que los padres deben dedicar todo el tiempo que puedan para cargar, hablar, abrazar y acariciar a su bebé; cuando el hijo crece y comienza a hacer amistades, es importante que los padres procuren un hogar seguro. Si los problemas al socializar son preocupantes, será necesario buscar ayuda de un psicólogo o psiquiatra.

Finalmente, hay que señalar que enseñar a hablar a un niño con labio fisurado no representa mucho problema, pero si haypaladar hendido puede que el proceso tome más tiempo de lo habitual.

Cirugía, la solución

Tan pronto como se haga el diagnóstico, el médico recomendará a los padres que recurran a especialistas en Otorrinolaringología, Ortodoncia, Psicología y Terapia del Habla, así como a cirujanos orales y plásticos, ya que estos problemas deben corregirse para permitir la adecuada alimentación y habla del infante.

Por lo general, los médicos esperan a que el bebé alcance un peso de 5 kilogramos para realizar la intervención, aproximadamente a los 2 meses de edad en niños nacidos por un embarazo normal de 9 meses; cabe destacar que de no realizarse esta intervención, la dentición del pequeño será anormal y presentará problemas de malnutrición.

En sí, la operación consiste en unir los tejidos que no se fusionaron antes del nacimiento del bebé, y requiere un día de hospitalización. Pediatra y dentista deben vigilar el período posterior a la cirugía, tanto para supervisar que la masticación de los alimentos sea adecuada, que exista simetría en el rostro y se procure una buena alimentación que favorezca el desarrollo del niño.

Hay que aclarar que esta intervención no excluye las indicaciones de especialistas que asesoren al pequeño para la correcta pronunciación de las palabras ni la supervisión constante para evitar el riesgo de infecciones en nariz, garganta y oídos.

Por ultimo, los padres con un niño con este problema no deben pensar que lo que les ocurre es producto de «algo» que han hecho mal, de modo que en lugar de culparse y predestinarse a la frustración busquen la asesoría adecuada para ayudar a su hijo a que lleve una vida normal.